viernes, 25 de diciembre de 2015

#‎FortalecerAPS‬ En Chile y todo lugar: más y mejor longitudinalidad y menor rotación del personal

Tomado de Acta Sanitaria
Los servicios clínicos son servicios personales, y los servicios personales se basan en la confianza. Se logra la confianza a través del conocimiento mutuo, de forma que los profesionales de atención primaria conocen a sus pacientes, familias y comunidades, y estos conocen a sus profesionales y recurren a ellos como primer punto de atención pues saben de su capacitación, habilidades y polivalencia. Es decir, la confianza facilita el logro de la característica básica de la atención primaria: la longitudinalidad.
La reforma de la atención primaria en España de 1984 fue pro-contenido, en el sentido de añadir horas de formación y dedicación al trabajo, y de mejorar las condiciones materiales del mismo, con mejores instalaciones y dotación de las mismas. La reforma no ha promovido la longitudinalidad ni ha dado más poder al médico de familia. Es decir, la reforma no fue una reforma pro-coordinación que facilitara el papel central del médico de cabecera en la prestación de servicios. Con los años persiste la escasa longitudinalidad de la atención, pues no se ha estimulado el estilo de trabajo que la fomenta y no se han logrado sus beneficios clínicos y de salud pública.
Es longitudinalidad la relación que se establece a largo plazo entre el médico general/de familia y los pacientes de su consulta. Es un compromiso vital y profesional que se define como: 1/ la atención por el mismo médico a lo largo de toda la vida y para la mayoría de los problemas del paciente y 2/ el reconocimiento de la población y de los pacientes de una fuente de cuidados con la que se cuenta para el contacto inicial y para el seguimiento de los problemas.
La longitudinalidad se refiere a pacientes, pero también a familias y comunidades y supone la relación personal y el aprecio mutuo, lo que exige la adscripción de una población determinada a unos profesionales concretos y, en el caso del médico, la asignación de una lista de pacientes (un “cupo”), el pago por capitación y su trabajo como “filtro” para el acceso a los especialistas y el hospital, salvo urgencias. Tal lista permite que el médico de cabecera pueda localizar a aquellos pacientes que no utilizan sus servicios, que suelen ser los que más los precisan.
La reforma de la atención primaria en España no ha promovido la longitudinalidad ni ha dado más poder al médico de familia.
Se tardan años en lograr la confianza personal y los profesionales de atención primaria tienen que permanecer años en el mismo puesto de trabajo para conseguir ser “parte” de la comunidad, un recurso precioso y apreciado. No se puede conseguir longitudinalidad con profesionales que llegan en paracaídas y se van en helicóptero, que “rotan” cada año, o cada mes, por muy formados y entregados que estén.
Son varias las medidas que podrían mejorar la longitudinalidad. Se refieren a 1/ incentivos de “permanencia”; 2/ aumento del componente del pago por capitación, hasta acercarse al 50% del total de la remuneración; 3/ mejora de la polivalencia del médico de cabecera; y 4/ una reforma pro-coordinación que convierta a los especialistas en consultores.

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